23 oct 2012

La Carta de Rafael




Miguel Molina Díaz

Para el Presidente de la República, los procesos de control político a los funcionarios de su gobierno constituyen: “abuso por parte de algunos asambleístas, en el ejercicio de la facultad fiscalizadora propia de la Asamblea Nacional”. Así lo ha expresado en la carta que dirigió, el 5 de octubre pasado, al titular del Legislativo.

En los regímenes republicanos, el sistema de pesos y contrapesos tiene su justificación en la necesidad de dividir al poder para evitar las arbitrariedades. Con ese fin surge la idea del control político, que por lo general, recae en los parlamentos.

La Constituyente de Montecristi decidió entregarle al Legislativo la facultad de realizar la fiscalización, con la posibilidad de cesar en sus funciones a los funcionarios censurados. En la práctica, la Asamblea esta imposibilitada de ejercer esa facultad, recordemos el proceso contra el Ex Fiscal Pesántes, que a pesar de la fuerza de las pruebas y argumentos para censurarlo, con el apoyo oficial salió victorioso.

Frente a la respuesta del titular de la Asamblea, el presidente Correa ha prohibido a sus funcionarios entregar información de forma individual a los asambleístas a riesgo de destituirlos. “Que me llamen a juicio político, que me destituyan a ver si lo permite el pueblo ecuatoriano” finalizó Correa, calificando de “ilegales” los pedidos de información a sus ministros.

¿Sabe Correa lo que es ilegal? ¿Es posible que quién ha respaldado a los responsables por la valija diplomática o el préstamo a Duzac hable de ilegalidad? ¿Y, además, amenace? Lo grave de su advertencia es que por fin, frontalmente, pone su condición de caudillo electorero sobre las leyes y la constitución, como si el respaldo popular le autorizara a ejercer un poder sin límites.

Atentar contra la facultad fiscalizadora de la Asamblea, de cualquier modo y bajo cualquier pretexto, no es propio de las democracias sino de los autoritarismos que buscan la impunidad. Lo que para Correa es un exceso de los legisladores no es sino un derecho de todos los ciudadanos. 

*Diario La Hora 

2 comentarios:

Cinthia Andrade dijo...

Lo peor de todo, es que creo que está realmente convencido que es así!Tiene una personalidad autoritaria que no le permite ver en absoluto al otro. Imposibilidad real de ponerse en otros zapatos. Empatía cero.

Cinthia Andrade dijo...

Lo peor de todo, es que creo que está realmente convencido que es así!Tiene una personalidad autoritaria que no le permite ver en absoluto al otro. Imposibilidad real de ponerse en otros zapatos. Empatía cero.