Por: Miguel Molina Díaz
“Me voy a España a trabajar por ustedes.” Son las palabras que en tantas ocasiones se oyeron en los aeropuertos de Quito y Guayaquil, mientras familiares y amigos despedían a los que se convertirían en valientes migrantes. La semana pasada, presidentes latinoamericanos llegaron al punto de suspender las negociaciones entre la Comunidad Andina y Unión Europea sobre tratados de libre comercio por lo preocupante que se ha tornado la situación de los que decidieron salir del país en busca de mejores oportunidades. Los emigrantes ecuatorianos y, en general, latinoamericanos son un ejemplo de valor y perseverancia, por lo que son dignos de nuestra admiración y agradecimiento. Es ciertamente inaceptable que el Parlamento
Europeo haya aprobado la polémica Directiva del Retorno, aquella que permite la excarcelación de hasta 18 meses de los indocumentados, así como su repatriación y prohibición de ingresar a Europa durante 5 años. Parecería que los europarlamentarios nunca hubieran leído aquella frase de Simón Bolívar que dice: “La Patria no es donde se nace sino donde se lucha.” ¡Qué alarmante resulta que lideres políticos sean los promotores de la xenofobia en el viejo continente! La Europa de las luces, del Renacimiento, del Humanismo y de los libre pensadores, se está convirtiendo en la Europa de la discriminación, de la exclusión, de la opresión y del destierro. No hace mucho triunfó en Italia Il Cavaliere, el apodo dado por los descendientes de los seguidores de Mussolini a su líder, el magnate Silvio Berlusconi. Una de las propuestas de campaña de este polémico personaje fue la criminalización de los emigrantes ilegales. ¡Que vergüenza produce esta corriente europea! Sobretodo para los que somos hijos de emigrantes y que tuvimos que padecer la desintegración familiar. Por ventura, mi madre no soportó mucho tiempo y volvió al Ecuador en menos de un año, aunque todavía recuerda a su Madrid querido con profunda nostalgia. No me puedo imaginar el sufrimiento de esos padres y esas madres a quienes la distancia impidió ver crecer a sus hijos, o aquellos hijos que, por trabajar sin documentos en Europa, no pudieron dar el último adiós a sus padres. Tampoco imagino la soledad que nuestros héroes migrantes debieron haber sentido tan lejos de los suyos y de todo lo que conocían como suyo. ¿Cómo habrá sido la primera semana de ecuatorianas acostumbradas al campo, en metrópolis como Madrid o Barcelona? ¿Cuántas serían las lágrimas de compatriotas que, en su intento por conseguir trabajo en Roma o Paris, permanecían ajenos al dialecto de esas localidades? Es verdaderamente inhumano el trato que reciben los que se van y es realmente grande el dolor de los que se quedan. ¡Eso no entienden ni entenderán los europarlamentarios!
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C.I.: 171799013-7
1 comentario:
muchos buscamos algo mejor para nuestros hijos es por eso que tomamos la arriesgada desicion de salir de nuestro pais buscando un trabajo y dinero para enviar a nuestro pais, ademas de enviar el dinero a mi familia intento enviarles detalles regalos para que sepan que siempre estoy pensando en ellos y los llevo en el corazon ademas que apoyo a los productos ecuatorianos y se los recomiendo a los demas ecuatorianos que nos encontramos en otro pais fuera de nuestra patria... http://www.envia-regalos.com/ este es el sitio por el cual yo envio los regalos a demas de enviar el dinero a mi familia
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