Miguel Molina Díaz
Señoras
y señores, por fin, después de doce meses podremos anunciar los resultados del
Reality Show “El correísta del año”. Sin lugar a dudas, todos los nominados han
demostrado los valores inherentes a lo que el país espera de un verdadero
correísta de cepa –con excepción de ex presidente del Banco Central, el
bachiller Pedro Delgado, quién fue descalificado por falta de moral
revolucionaria. Y precisamente, señoras y señores, la moral revolucionaria ha
sido el criterio clave para la evaluación de los mejores hombres y mujeres de
la patria, a fin de determinar un ganador del concurso. A ese criterio
principal que acabamos de mencionar se suman, como no podía ser de otra manera,
la verificación de las manos limpias por medio del Ministerio de Salud; las
mentes lúcidas por medio del un equipo selecto de psiquiatras (los mismos que
asesoraron al Congreso de 1996, ese que botó a Bucaram por incapacidad mental)
y, por último, nos hemos asesorado de cardiólogos cubanos para verificar los
corazones ardientes por la patria.
No
pudimos, sin embargo, verificar los títulos universitarios de los nominados por
falta de colaboración de la Senacyt; esta aclaración damos respecto del
candidato a vicepresidente que será, sin lugar a dudas, el segundo abordo en el
barco transatlántico de la Revolución Ciudadana. Pero ese detalle no nos impide
–a pesar de que por obvias razones no podrá ser ya parte del concurso–
otorgarle una mención honoris causa y ad honorem por ser el “Correísta más
valorado del 2012”.
Después
de un profundo examen analítico de cada uno de los nominados y nominadas (valga
la aclaración, porque en este concurso hubo equidad de género) hemos llegado a
determinar tres finalistas. No por eso dejamos de reconocer que los ganadores
de años anteriores han logrado mantener sus cualidades y lealtades requeridas para
el título; tal es el caso del Canciller Patiño, del futuro ex presidente de la
Asamblea “Corcho” Cordero, de la bancada de PAIS en su conjunto (con Betty
Carrillo, Cassinelli, la Paola Pavón y el Paco Velazco encabezando la lista).
Pero
no más rodeos, vamos con los nombres de los finalistas. El tercer lugar va para
el fiscal Galo Chiriboga, por la agilidad y el profesionalismo demostrado para
con la Revolución en el ejercicio de sus funciones, en especial respecto del
caso del título de Pedro Delgado (que simplemente es el más reciente); por su capacidad
de análisis jurídico, por ejemplo cuando dijo que se acusará por delito de homicidio
(en lugar de tentativa) a los responsables del ataque al estudiante Edison
Cosios (que gracias al destino no murió, por tanto, no ha sido victima de
delito de homicidio).
El
segundo lugar (pero no menos importante), señoras y señores, va para el
presidente del Consejo Nacional de la Judicatura de Transición, el Ing. Paulo
Rodríguez. Este funcionario es una de las figuras más formidables que, a pesar
de ser ingeniero, ha habido entre los juristas del país. El camarada Rodríguez,
merecidamente, es el Segundo Correísta más Grande del Ecuador en virtud al
record de paredes pintadas, computadoras compradas, jueces removidos y otros
nuevos nombrados, así como dotar de dignidad y decoración sobria a todas las
instancias de la administración de justicia. ¡Qué gran revolución estilística
es la ciudadana! Por tanto, no pudiendo darle el primer lugar, recomendamos a
las universidades del país y del mundo, un Doctorado Honoris Causa para el
ingeniero Rodríguez en diseño de interiores.
Por
fin, señoras y señores, anunciaremos el nombre del ganador de este año. Entre
los grandes correístas que ha habido en todos los tiempos, este se caracteriza
por una lealtad que largamente supera a la que el Che Guevara tuvo con Fidel o
a la de Maduro con Chávez. Su mirada pálida y sincera ciertamente es, además de
un deleite que demuestra las buenas intenciones de la revolución, un símbolo de
humildad y sencillez. ¡Es posible ser correísta sin ser prepotente! A este gran
pro-hombre (cuya titulación académica jamás ha despertado dudas) por primera
vez tuvo la celestial revelación de que había que regular las redes sociales,
pues estas también influyen en las elecciones. Pero ese es el menos grande de
sus méritos, su moral revolucionaría lo llevó incluso a acudir en persona a la
oficina de Fernando Alvarado a pedirle de favor -¡qué valor!- que no ofenda con
la propaganda oficial a otros candidatos. Así como ha recuperado la dignidad y
soberanía del país impidiendo que observadores europeos (¡esos sátrapas,
cómplices de los martirios que sufre Julian Assange!) vengan el próximo febrero
a meter sus narices en nuestra elecciones.
Y
creo que en este punto ya todos sabemos quién se llevará el título del
correísta más grande, leal e importante de este 2012. Pero no podemos, bajo
ningún concepto, dejar de mencionar la más formidable de sus hazañas. Ante el
riesgo de que los movimientos y partidos aprobados legal y constitucionalmente
pongan en peligro los sagrados intereses de la revolución, nuestro ganador
procedió –marcando un hito en la historia- a revisar una por una las firmas que
acreditaban la inscripción de cada organización política, mandando a recoger
firmas a quienes les faltaban y sacando de la contienda a los que fueron
incapaces de hacerlo. Así, este gran ciudadano, protegió la mesiánica misión de
Alianza País sobre los retardatarios y conspiradores movimientos opositores que se atrevieron, infamemente, a pretender
participar en elecciones. De todos los correístas que ha habido, sin lugar a
dudas, Domingo Paredes es el más grande.
Esperamos, sin más, que se le otorgue su justo lugar en la historia y
que los comicios del 2013 sepa llevarlos a cabo a cabalidad, como todo lo que
ha hecho. ¡Muchas gracias por todo Domingo!
Este
anuncio, todavía, no se encuentra autorizado por el Consejo Nacional Electoral,
código 666.
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