Miguel Molina Díaz
El
viernes 22 de marzo que pasó, el Ecuador protagonizó el bochorno diplomático
más patético en la historia reciente de nuestras relaciones internacionales.
Después de algo más de año y medio de cabildeo en contra del Sistema
Interamericano de Derechos Humanos (SIDH), las pretensiones ecuatorianas fracasaron.
Incluso
la Argentina, Estado que por lo demás ha sido aliado del Ecuador, rechazó que
se despoje a la Comisión Interamericana de la facultad de emitir medidas
cautelares. Su argumento era muy simple y se fundamentaba en su realidad
histórica: aceptar la propuesta ecuatoriana sería desconocer que esas medidas
cautelares han salvado vidas humanas, por ejemplo, durante regímenes
dictatoriales.
No
hace falta irnos muy lejos: la sentencia de ejecución del ecuatoriano Nelson
Serrano fue suspendida en E.E.U.U gracias a medidas cautelares que el
Ministerio de Justicia del Ecuador le solicitó a la Comisión Interamericana. Y
esto lo repetiré las veces que sea necesario porque parece que al gobierno se
le olvidó.
Brasil,
que por el caso de la represa hidroeléctrica Belo Monte cuestionó profundamente
a la Comisión Interamericana, recuperó la cordura al ver la desfachatada
presentación del Canciller ecuatoriano. Patiño dijo que si no se toman en
cuenta sus propuestas el Ecuador seguirá los pasos de otros países y se saldrá
del sistema. Es decir, los pasos de Fujimori, el gobierno más sanguinario del
Perú de las últimas décadas.
El
Ecuador proponía, además, que sólo los Estados que son parte del sistema lo
puedan financiar. Pero el aporte del Ecuador el año pasado fue de $1500, mucho
menos de lo que debieron haber costado los viajes de Patiño.
Después
de semejante papelón internacional, quisiera preguntarle al Canciller: ¿cuanto
gastó en los viajes y en toda la campaña de descrédito a la SIDH?
La
posición del Ecuador fue impresentable y el fracaso de sus propuestas lo
evidencian. Lo que procede, para recuperar la imagen del Ecuador es pedirle la
disposición del cargo a Patiño.
Renuncie
Canciller, hágalo por la dignidad del país.
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