Miguel Molina Díaz
La destitución del presidente
Fernando Lugo de Paraguay ha sido el tema principal a lo largo y ancho del continente.
En tan solo 24 horas el Congreso paraguayo realizó la acusación (por parte de
la Cámara de Diputados), valoró la prueba en el Senado, concedió 2 horas para
la defensa del Jefe de Estado y decidió cesar en sus funciones a Lugo.
Seguramente uno de los juicios políticos más rápidos de la historia.
La institución jurídica del
juicio político es una garantía del derecho constitucional para realizar el
control político en el sistema de pesos y contrapesos. Desde 1979, cuando se
inauguró la democracia ecuatoriana, las destituciones de los presidentes no han
respondido al juicio político sino a la declaración de incapacidad mental y del
abandono de cargo. Los procesos de juicios políticos, en sistemas democráticos
maduros, pueden demorar largos meses, jamás 24 horas. Pero esas son, a fin de
cuentas, artimañas procesales. Lo de fondo es la democracia. Y la madurez
política.
Es verdad, los presidentes deben
ser cesados en sus funciones cuando incurran en gravísimas violaciones a la
constitución, a los derechos humanos, cuando sean encontrados en delitos
flagrantes. Ese es, o debería ser, un derecho primordial de los ciudadanos de
todos los países.
Pero no es justificable que
legisladores, contrarios al Jefe de Estado, cambien de un día a otro el
gobierno de un país, sin argumentos ni legales ni legítimos, tan solo pactando
entre partidos, sumando apoyos, caprichos y votos. En el caso de Lugo se violó
temerariamente los principios del debido proceso. No es cierto que con el
juicio político se aplicó la constitución, por el contrario, desmantelaron el procedimiento
legal prostituyendo la institución del juicio político.
El riesgo es el establecimiento
de una dictadura de partidos, como la que hubo en el Ecuador hasta hace poco. Y
este tipo de procedimientos, que violentan las leyes, llegan a colapsar y dan
paso a gobiernos populistas, duraderos y, sobre todo, autoritarios. En fin,
pésimo ejemplo el de Paraguay.
*Diario La Hora
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