28 mar 2011

¿A DÓNDE VA EL MUNDO DE AQUÍ A 30 AÑOS?


Miguel Molina Díaz

En el año 2000 una cumbre de las Naciones Unidas realizó la llamada Declaración de los Objetivos del Milenio, basada en 8 metas principales que incluyen erradicar la pobreza extrema y el hambre, así como garantizar el sustento del medio ambiente. Estos estarían sometidos a una evaluación que debía arrojar los resultados más contundentes hasta el año 2015. Ahora, a 4 años de que se cumpla este primer plazo el mundo en general está consciente de las limitaciones e impedimentos para cumplir con este plazo a pesar de que fue pensado por técnicos que se dedicaron a predecir la capacidad de la humanidad y de las grandes economías para lograr los 8 objetivos.

Del mismo modo, se puede recordar, en cuanto a la capacidad de los humanos de predecir el futuro las reuniones realizadas por los intelectuales más prominentes y legendarios vivos en el mundo en cafés, por ejemplo en Praga, a las cuales asistían hombres de la estatura de Albert Einstein o Sigmund Freud, y ninguno de ellos fue capaz de predecir lo que ocurriría tan solo un año después: La Primera Guerra Mundial o Gran Guerra de Europa, que enfrentaría a los grandes imperios europeos durante 4 años devastadores.

Mientras se desarrollaba la última cumbre de Davos en el 2008, como anota Umberto Eco y Jean-Claude Carriere en su obra “Nadie acabará con los libros”, se le preguntó a un futurólogo sobre cuáles serían los fenómenos que alterarían a la humanidad en los próximos 15 años, y este propuso que se consideraran esencialmente cuatro: El primero que un barril de petróleo costaría quinientos dólares. El segundo concernía al agua, destinada a convertirse en un producto comercial de intercambio exactamente como el petróleo, es decir, que veremos las cotizaciones del agua en la bolsa. La tercera predicción se refería a África, que según en futurólogo, en las próximas décadas, se convertiría con toda seguridad en una potencia económica. Y el cuarto fenómeno previsto por el profeta profesional sería la desaparición del libro.

Durante ese mismo año 2008, la humanidad entera se quedó perpleja ante el repentino, impredecible e imparable crecimiento del barril de petróleo que en esos años, debido a un sin número de causas, bordeo por primera vez en la historia los 200 dólares. Esto fue el resultado de una cantidad de factores que de alguna manera estuvieron relacionados con lo que fue la Crisis Económica e Hipotecaria Mundial del año 2009. Sin embargo, no es difícil que en el desarrollo de los próximos años, en virtud del progresivo y supuesto agotamiento de combustibles fósiles en el mundo, la predicción sobre el precio de barril a 500 dólares pueda cumplirse, a menos que en el corto plazo el petróleo sea sustituido por un combustible de hidrogeno de mayor eficiencia y que contribuya al mantenimiento sustentable del medio ambiente.

Lamentablemente la predicción sobre la futura y supuesta escases mundial del agua no es nueva. El agua constituye un recurso natural indispensable para la vida sine qua non ésta, no podría existir. Hemos visto como los científicos de todo el mundo han predicho que el efecto más espeluznante del cambio climático y del calentamiento global será la escasez de agua, lo cual es extremadamente grave. Además, el plazo de 15 años del futurólogo es alarmante, significaría que en al menos una década la humanidad iniciaría un proceso de destrucción que conllevaría el fin de la civilización humana, por lo menos como la conocemos y entendemos hasta hoy.

La posibilidad de que África llegue a ser una potencia económica a nivel mundial es un anhelo cultivado por casi todos los habitantes de la Tierra. De hecho, Sudáfrica nos dio hace poco una demostración irrefutable de sus posibilidades al organizar el Mundial de Fútbol del año 2010, enseñando al mundo una infraestructura urbana y deportiva de la cual carecemos hasta ahora varios países de América Latina. ¡En un país que hasta hace no muchos años todavía regía el Apartheid! En todo caso, más allá del desarrollo africano, que esperamos y deseamos todos, lo realmente cierto, es que las potencias emergentes llamadas BRIC (Brasil, Rusia, India y China), así como los tigres asiáticos, en los años venideros, cobraran mayor importancia política e influencia en el mercado mundial que las potencias clásicas en decadencia, con economías endeudadas, cuyos suvenires que venden a sus turistas en las tiendas de sus ciudades principales ya dicen: MADE IN CHINA. Incluso los países que integran el Consejo de Seguridad de la ONU, perdieron indiscutiblemente su vigencia como representantes de los intereses del mundo.


En cuanto al libro, sin lugar a dudas, es la más grande equivocación del futurólogo. Lo realmente probable y palpable es la digitalización de los libros y del conocimiento en general, pero este cambio del libro escrito en papel al libro electrónico abre uno de los debates y temas más interesantes que se llevaran a cabo en los siguientes años: la propiedad intelectual del conocimiento de la humanidad. Ya existen agrupaciones como Electronic Frontier Foundation, al igual que un sin número de autores e intelectuales, que defienden la legitimidad de la piratería en aras de evitar la privatización de los alcances del conocimiento humano, en virtud de que estos deben estar ligados a un fin último que es servir a la humanidad. Por tanto su pertenencia también podría pertenecer a la humanidad.

Steven Hawkins, predecía que en los años de la mitad del siglo XXI los artículos científicos producidos por minuto alcanzaran niveles de producción tan altos que si alguien pretendiera leerlos todos, incluso dedicando toda su vida a este propósito, fracasaría. Gracias a la escritura, y por ende a los libros, la humanidad ha logrado evolucionar por medio de la transmisión escrita del conocimiento, lo cual nos ha ahorrado miles de años de espera hasta que llegue la transmisión genética de los conocimientos adquiridos. Sabemos casi todo sobre las civilizaciones griegas o la romana gracias a los textos que se han encontrado, comprendimos el pensamiento medieval y luego la genialidad del humanismo, la ilustración y el renacimiento, por las obras literarias insignes que marcaron cada una de esas épocas, hasta llegar a lo que se llamó el Redescubrimiento de Américo con el boom literario de las años 70s. En otras palabras, el libro, el conocimiento escrito, no desaparecerá mientras exista el ser humano, mientras exista la evolución de cada una de nuestras civilizaciones.

Referente a este tema, se ha hablado de una predicción menos improbable que la del futurólogo de la cumbre de Davos, y tiene que ver con que la televisión será menos dominante y progresivamente perderá la importancia que llegó a tener en la humanidad de finales del siglo XX hasta nuestros días, como ya había ocurrido con la radio desplazada a un segundo plano. Incluso se ha llegado a hablar sobre la posibilidad de que la gente pague para no recibir tanta publicidad, lo cual, a pesar de que estamos viendo una televisión en decadencia nos dice que habrá un medio de comunicación sustituto: los medios digitales.

Pero los medios de comunicación digitales no son exclusivamente de comunicación, sino de interacción e interrelación. La creación de lo que hasta hoy conocemos como Facebook es un fenómeno de tales magnitudes que seguramente pasará a la historia de la misma manera que los más grandes descubrimientos de los genios, como las leyes de Newton o el telescopio de Galileo. Su incidencia en cambiar la vida de la gente nos propone la posibilidad de un nuevo mundo que es todavía difícil de juzgar si beneficioso o etéreo, pero que ha puesto el tema de las libertades a otro nivel convirtiendo al ciberespacio en un espacio público, de construcción social, económica, política y cultural, incluso de construcción democrática donde no caben o no deberían caber ningún tipo de censura de contenidos. Es decir, estamos a las puertas de una Era Digital, y esa, de todas las predicciones probables, es la única que me atrevo a afirmar como conclusión ineludible de este ensayo.

De última hora se ha hablado que la escuela de negocios ESADE ha creado una herramienta llamada DIANA ESADE que es un instrumento investigativo y principalmente de evaluación de las predicciones que hacen constantemente futurólogos, científicos, economistas, políticos e instituciones, con el fin de medir sus grados de veracidad y acierto. Más allá de eso, con la excepción de lo que he llamado, al igual que muchos otros autores, el inicio de la Era Digital, que es algo que ya lo estamos viviendo, todas las otras predicciones para el mundo de los próximos 20, 30 y 50 años, son casi productos de la ciencia ficción. El mundo es un organismo de un dinamismo de tales magnitudes que la predicción más veras podría ser desbaratada en cuestión de segundos.

No hay comentarios: