18 may 2009

ALICIA YÁNEZ COSSIO


Realizada por: Miguel Molina Díaz

Alicia Yánez Cossío (Quito, 1928), una de las más prolíficas escritoras ecuatorianas de los últimos tiempos, llegando a ser la novelista que más obras a publicado en nuestro país, “Cuxirimay Ocllo” es su 13 novela. Me concedió una entrevista en su sencillo departamento del barrio La Floresta de Quito. Entre recuerdos de épocas pasadas y la esperanza de un mejor porvenir para la conservación del mundo, doña Alicia me confesó abiertamente sus secretos de escritora.

Doña Alicia, cuénteme ¿cómo escribió Bruna, Soroche y los Tíos?
De pequeña, por mi aversión a los números, prefería las letras y me dediqué a escribir cartas a un abuelo imaginario que vivía en el África. Más adelante, gané una beca para estudiar Periodismo en España y me dediqué a eso. Me inicié como escritora con un cuento llamado Soroche y los tíos, y dos tomos de poesía. Pero Bruna, Soroche y los tíos fue mi primera novela, que se publicó después de que ganó el Concurso Nacional de Novela del diario El Universo, donde participamos muchos escritores ecuatorianos. Sin embargo, la noticia de que el primer lugar había sido otorgado a una mujer y, además, totalmente desconocida, provocó envidia de muchos; hasta llegaron a decir que Bruna era un plagio de Cien Años de Soledad, lo cual es un absurdo. Hasta entonces, yo me había dedicado de lleno a mis hijos y escribía muy poco, pero a raíz de este premio decisivo en mi vida juré, ser novelista.

Usted es de las pocas mujeres escritoras de este país reconocidas a nivel internacional, ¿cómo ve el papel de la mujer ecuatoriana en la literatura y las dificultades a las que se enfrentan como escritoras?
El comienzo fue muy duro para mí, aunque los críticos me dejaron de lado porque me llevaba bien con todos los escritores, tanto de derecha como de izquierda. No fue sino a raíz de “Se que vienen a matarme” que surgieron muchos problemas a este nivel, sobretodo porque se llevó al cine. Ahí me di cuenta de lo difícil que es para una mujer escribir; recibí una serie de ataques terribles, incluso me dijeron que escribo por dinero. ¿Cómo voy a escribir por dinero si yo soy la escritora más mal tratada por las editoriales?

Justamente acabo de leer su novela Sé que vienen a Matarme. ¿Qué la llevo a escribirla?
Nunca me gustó García Moreno. Comencé a cuestionar la cuestión religiosa desde chiquita; cuando hice la Primera Comunión no entendí cómo Dios podía entrar en mí a través de la ostia ni por qué había que comulgar continuamente si Él ya había entrado en mí. Yo preguntaba: ¿cómo es que entra y sale? ¿se choca? Nadie me lo explicaba. En el Colegio Los Corazones, donde yo estudié, había un salón de terciopelo rojo con muebles suntuosos donde no entraba nadie. En una ocasión, me aventuré: a un lado estaba el Corazón de Jesús, normal para mí; pero al otro estaba el cuadro García Moreno. Me encontré con una mirada implacable que me hizo sentir culpable por haber entrado al salón. Desde ahí fue para mí un personaje antipático; además, las monjas nos obligaban a rezar por la beatificación de este señor. Empecé a escribir sobre García Moreno en 1986. Leí un libro sobre él que me llegó al alma, porque le pinta como un esquizofrénico. Años después cayó en mis manos El Santo del Patíbulo, de Benjamín Carrión. Pero yo quería hacer una cosa honrada, así es que comencé a leer un libro en contra y otro a favor, como el de José Mármol, quién impulsó su canonización. Luego de 14 libros sobre el personaje, mi novela fue tomando cuerpo. La publiqué como cualquier otro de mis libros. Como te dije, generalmente la crítica ha sido muy buena conmigo porque no me meto con nadie. La cosa cambió cuando salió la película y eso me parece injusto porque la película no es mía. Fue Xavier Alvarado quien me propuso llevarla novela al cine. Como anécdota te cuento que cuando me preguntí cuánto cobraría por los derechos, yo le respondí: “Xavier, ustedes buenamente me pagarán lo que puedan; por mi parte, estoy contenta de que se haga película”.

¿Qué le quiere decir a la sociedad ecuatoriana a través de una obra tan polémica como la que se basa en la vida de uno de los más controvertidos ex presidentes?
Mi obra es honrada; investigué mucho. Por ejemplo, enseguida después de una parte en que se le ataca, viene otra en donde se le alaba; o en lo del terremoto de Ibarra yo lo subo por las nubes; y lo victimizo en la parte de su dura infancia con una madre tan tirana. El libro fue un cuestionamiento a la sociedad conservadora y prejuiciosa, y a la forma de ejercer el poder. Recibí llamadas insultantes y otras confortantes.

¿Cómo escoge usted a sus personajes cuando va a hacer una novela histórica? ¿Prefiere mujeres?
Por ejemplo, mi novela Y amarle pude salió del nombre de un verso de Dolores Veintimilla de Galindo. Pero no es su poesía lo que me gusta, ya que no soy una persona de temperamento romántico: me enamoré de su suicidio. Llegué a la conclusión de que el suyo fue un suicidio con tinte religioso, porque todo el mundo estuvo en su contra, nadie le quería, le calumniaron, su esposo la abandonó, se encontraba en una ciudad conservadora. En un momento dado, ella se encara con Dios, le dice que no resiste más y se toma el veneno. Y sí, he preferido a protagonistas mujeres porque me chocaba que, en la literatura ecuatoriana, los personajes femeninos tratados por hombres fuesen tan aguantonas, maltratadas y que no se revelaban. Busqué mujeres fuertes.

En los últimos años, usted ha investigado la historia del Ecuador y algunos personajes interesantes (considerados, buenos o malos) para plasmarlos en novelas. ¿Le interesaría sacar una obra con el personaje del momento, que es Rafael Correa?
No me gustan los personajes inmediatos. Me habría gustado en el futuro, después de unos 20 ó 30 años, cuando ya las pasiones se hayan calmado y se pueda admirar la obra. No se sabe en qué va aparar todo este proceso. Sin embargo, a mí me gusta Correa porque es el que más cambios ofrece y yo, por mi temperamento, tengo la necesidad de transformaciones. Veo un mundo horrible, desquiciado, desesperante, y quisiera un cambio total. Desde el punto de vista de la conservación, vamos a la ruina. ¿Hasta cuándo puede existir en el mundo gente que vive soslayada en la miseria, sin redención y sin soluciones? Yo soy una mujer de izquierda, pero no de la izquierda ecuatoriana, que detesto, porque es una corriente que se basa en resentimiento y oportunismo, no en ideología. La obra de Correa está por verse. Sus problemas son una lengua larga y su egolatría; pero él no tiene resentimiento. En cierto sentido, se burla de la clase alta. Cualquier personaje que dirige transformaciones produce reacción y pasiones en la gente. Pero sé que él es un hombre honrado, de mentalidad joven y con proyección al futuro.

El Ecuador al fin supo reconocer su labor cuando el Estado le otorgó una pensión vitalicia hace muy poco tiempo. ¿Le ha ayudado este reconocimiento tardío para escribir de manera más holgada?
A pesar de que pasaron meses sin que me pagaran, me ha ayudado en cierta forma. Claro, si ese premio hubiera llegado hace 20 años me habría ayudado mucho. Ahora ya casi ni salgo de la casa, no tengo mayores gastos; pero cuando comencé, tenía que trabajar para sobrevivir y el tiempo no me alcanzaba para escribir.

¿Cómo se siente frente al hecho de que fue reconocida por el gobierno de Chile con la condecoración Gabriela Mistral antes que con el Eugenio Espejo entregado por el gobierno ecuatoriano, después de haber sido candidata 7 veces a este ultimo?
La condecoración Gabriela Mistral fue el premio más grande que he recibido y fue gratificante. El Eugenio Espejo ya tocaba, ¡después tantos años! Fue una tía del presidente quién leyó mi último libro y le convenció para que me otorgara el premio. Correa me escribió una carta muy linda, pero supe que hasta el momento en que él ya había tomado la decisión los de siempre seguían peleando.

Muchos escritores o potenciales escritores trabajan como profesores, con sueldos que no les permiten desarrollar su obra, ¿qué piensa usted de eso?
Esto nos sucede a la mayoría, llevamos una vida dura. Cuando salí de Cuba con mi familia, perdimos todo. Al llegar a Ecuador éramos la pobreza andante, aunque contamos con el apoyo de mi madre. A pesar de no tener vocación de maestra, me puse a trabajar como tal por un largo tiempo. Más adelante me dediqué a organizar talleres con niños, que me encantaban. En las clases te sometes a un programa, que a lo mejor ni a ti te gusta; mientras que en los talleres se enseña lo que una sabe y se ven los resultados de inmediato. Por otro lado, las editoriales en el país son un caos; nos estafan y, con lo poco que ganamos por nuestros libros, no podemos sobrevivir.

¿Qué temas prefiere al momento de escribir: literatura para niños o novelas históricas?
Me cuesta escribir para niños porque las novelas históricas simplemente fluyen. Pero cuando escribo literatura infantil, tengo presente a los niños delante de mí y eso exige hacer concesiones porque a ellos no se les puede decir todo lo que nos pasa por la mente.

¿En sus inicios tenía algún escritor favorito que le haya inspirado?
Muchos, dependiendo la época. De joven, amaba la literatura española. Cuando empecé a escribir, me identifiqué con Hemingway; luego me dediqué a los clásicos, como Shakespeare, que me apasionan. Cuando estuve en España, entrevisté a Benavente y a Marañon, que son fantásticos. Y claro que leo a García Márquez, cuya novela Cien Años de Soledad quedará para siempre.

¿Como maestra, cree usted que desde los colegios se está impulsando la lectura como medio de expresión y adquisición de conocimientos?

Nada, quienes la impulsan en una forma definitiva son los clubes de lectura, que todavía son poco conocidos. En ellos se lee un libro al mes, que analizan de forma minuciosa.

Los índices de lectura en el Ecuador son notablemente inferiores a los de otros países, ¿a qué le atribuye usted esta falta de gusto por la lectura?
Le atribuyo a los malos programas de literatura en escuelas y colegios del país. La literatura es vivencia, no estudio obligado de novelas difíciles.

Actualmente los jóvenes prefieren la literatura light relacionada con temas de vampiros, magos o amores perfectos. ¿Cuál cree usted que es la mejor puerta a la literatura?
Por experiencia, sé que estos libros de los vampiros están ocasionando un fenómeno muy interesante. Ahora, cuando los adolescentes se enamoran, les es fácil ir a lo sexual directamente. En estos libros se plantea la posibilidad de un amor romántico. Tengo una amiga que está haciendo un estudio a través de encuestas y el resultado de estos libros es un amor sano. Por otro lado, los chicos se dan cuenta de que la lectura no ha sido aburrida sino bonita. Yo no leo esos libros porque ya no soy adolescente, pero creo que son una puerta. Así fue Corín Tellado, que literariamente es una basura porque repite y repite; sin embargo, en una entrevista declaró que se había sentido sido atacada pero que nadie había tomado en cuenta que ella abrió una puerta a la literatura, lo cual es cierto porque, el hábito de leer viene poco a poco. Los libros buenos vendrán después.

¿Qué libros específicamente recomendaría usted como puertas a la literatura para jóvenes?
Cuando yo daba clases y encontraba chicos que me decían que no les gustaba leer, yo apostaba con ellos a que no iban a poder dejar de lado el libro que yo les recomendara. Les daba La Isla de los Hombres Solos, de José León Sánchez, que no es una maravilla, pero envuelve. Lo que a ellos les interese esta bien. Lo que no les recomendaría son libros esotéricos de autores que escriben por puro mercadeo.

De los escritores ecuatorianos, ¿cuál es de su preferencia?
Tal vez Modesto Ponce, cuyos cuentos iniciales me gustan más que sus últimas novelas. Hay muchas escritoras, pero no son muy conocidas. El fuerte del Ecuador es la literatura infantil. Solo el año pasado se publicaron más de 400 libros para niños, lo cual es una esperanza de que lectores en el futuro. Mis libros infantiles de Santillana se venden como cuatro veces más que mis novelas históricas.

¿Cuál ha sido su novela más exitosa?
Bruna, soroche y los tíos, que ya tiene más de 12 ediciones y está traducida ha inglés.

¿Cómo percibe usted su prestigio internacional?
Bastante bien según lo que veo en internet, soy más conocida más en las universidades norteamericanas que en Ecuador, sobretodo entre un grupo de estudiosos estadounidenses que se llaman “ecuatorianistas”. Pero yo no tengo esa facilidad que tienen otros escritores, como Isabel Allende, para auto promocionarse.

¿Le ha llegado el momento de dejar de escribir?
Ya me llegó hace años. Fue cuando me di cuenta de que llevaba una vida sumamente retirada: no se puede escribir si no tienes vivencias, conversaciones y, sobretodo, acontecimientos. Por eso me dediqué a la novela histórica.

¿Cuál fue el momento más difícil que tuvo que enfrentar como escritora?
El más molesto fue cuando me atacaron por Sé que vienen a matarme; pero el más duro fue cuando salió Bruna. Yo era muy joven y que dijeran que en mi primera novela había plagiado a García Márquez fue terrible. Mi reacción no fue pelear, sino de sufrir. Como consecuencia de esto, escribí Yo vendo unos ojos negros, que es un libro que empieza con mucha rabia e iras.

¿A quién agradecería por haberla apoyado durante su carrera?
Por supuesto, a mi mamá, una mujer con una mentalidad muy amplia que me dio mucho ánimo. Después, me case con un hombre extremadamente culto que siempre me apoyó.

¿Qué le dejo su profesión de periodista?
Grandes recuerdos, como mis entrevistas a escritores legendarios. En una ocasión, conseguí una entrevista con Salvador Dalí, quién me puso como condición que estuviera haciendo el amor con su esposa Gala mientras le planteaba las preguntas. ¡Obviamente, esta entrevista no se llevó a cabo !

¿Qué es lo increíble de la literatura?
En mi caso, la literatura me ha servido para no ir al psiquiatra, para enfrentar los momentos duros, desahogarme, superarme y entretenerme.

¿En qué proyecto está trabajando actualmente?
Estoy recogiendo datos sobre Abdón Calderón y Pedro Vicente Maldonado. Recién tengo email, algo que me ayuda mucho en mis investigaciones. También estoy recopilando toda la poesía que yo he escrito para lanzar un libro.

Finalmente ¿qué consejo les daría a los jóvenes que se inclinan por la literatura?
Que empiecen leyendo y, si les gusta escribir, que escriban. Yo veo futuro en la literatura ecuatoriana. Las nuevas generaciones se formaron con la facilidad del Internet y veo seriedad, por ejemplo, en quienes ejercieron el sufragio de una forma tan consciente y responsable. Escribir es tan fácil que solo necesitas lápiz y papel. Al principio, es más fácil escribir sobre lo real porque se tiene como base la investigación. Finalmente, es agradable leer un libro pero, ¡no hay nada como comentar sobre él!

Miércoles, 6 de mayo del 2009

2 comentarios:

jessica dijo...

me encanta su libro!!!!
me parece sensacional!!!
incluso lo escogi para un trabajo para mi monografia de mi colegio llamado bachillerato internacional!
jessica valarezo tandazo.

dario triviño lozano felipe dijo...

lo q dice la niña es verdad es fabuloso en mi colegio me hicieron que escriba su obra y ademas es espectacular todo lo que dice en el argumento algun dia quisiera conocerla en persona ...
pues la dejo ya no le quito mas de su tiempo...
CUIDECE Y QUE DIOS LE BENDIGA A TODA SU FAMILY