Por: Miguel Molina Díaz
Envueltos en polémicas noticiosas de momento, no hemos puesto el énfasis necesario en un tema trascendental como es el campo Ishpingo-Tambococha-Tiputini. El Gobierno del Presidente Correa planteó a la Comunidad Internacional y al país, la disyuntiva de explotar o no el campo ITT, lo cual nos sumerge en un intenso debate. Desde mi perspectiva de ecologista no podría tolerar la postura de explotarlo, pero como analista prefiero hacerme eco de los dos planteamientos que inspiran esta discusión. Por un lado está la explotación de la reserva ecológica, que con la tecnología de momento causaría el menor impacto ambiental posible, esta postura se sostiene en los 700 millones de dólares anuales que contribuirían a la economía del Estado, y aportarían al desarrollo de la sociedad. Por otro lado está la conservación del petróleo bajo tierra, postura que fue defendida por Alberto Acosta en sus días como Ministro de Energía y Minas, y por organizaciones de toda índole que consideran indispensable defender la virginidad del Yasuní. Para esto, Ecuador inició una enorme campaña solicitando a la comunidad internacional compensar al Ecuador por la mitad de las ganancias que percibiríamos de explotar el ITT, es decir 350 millones de dólares. La propuesta está siendo estudiada por algunos gobiernos, pero lo que debemos enfatizar con absoluta claridad es que todo el mundo se beneficia del oxigeno que produce nuestra selva amazónica, lo cuál la ubica en una condición de pulmón para la humanidad. También lograríamos garantizar la integridad física y cultural de los pueblos en situación de aislamiento voluntario como los Tagaeri y Taromenani. Además los representantes de los Huaoranis advierten al Gobierno que bajo ningún concepto consentirán la explotación del campo ITT. Esto me hizo reflexionar largamente sobre la decisión más conveniente para el país, incluso desde los beneficios de la explotación. Así que prefiero adherirme a la lucha ecologista, a la conservación de la vida natural del Yasuní y de sus pueblos autóctonos, que son el verdadero tesoro nacional. Después de todo el petróleo solo ha servido para incrementar las ganancias de Petroleras Extranjeras y de un pequeño grupo de ecuatorianos, porque verdaderamente al Ecuador lo mantienen los migrantes. El milagroso descubrimiento del petróleo ayudo poco o nada a erradicar la pobreza, y por el contrario devastó nuestras selvas, degeneró sus culturas ancestrales y explotó a los habitantes de la Amazonía.
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