2 may 2010

ABRIL DEL 2005 Y DEL 2010


Por Miguel Molina Díaz


Hace 5 años, el 20 de abril del 2005, amanecía un país desbordado por la crisis política y la inquebrantable posición de una ciudadanía indignada, rebelde y forajida. Los quiteños exigíamos: “Que se vayan todos.” En esos días los acontecimientos nos estaban dejando asqueados y decidimos darle un giro a la historia, mientras el Subsecretario de Bienestar Social disparaba desde su ministerio a quienes protestaban en contra del Gobierno. La noche anterior, miles de personas partimos desde la Cruz del Papa en el Parque la Carolina hacía el Centro de Quito, teníamos la consigna de llegar al Palacio de Carondelet y deponer al Dictócrata, quién nos esperaba con rectificaciones sin sentido, prepotencia y represión policial. Caminamos con la bandera tricolor y las camisetas de la selección de futbol, sentíamos al país en nuestra piel, en nuestros ojos y en nuestros gritos, esa noche y madrugada el Ecuador estaba en las calles de la capital defendiendo su dignidad y construyendo el porvenir. La escapatoria del Coronel traidor fue huir en helicóptero pero su destitución no fue el objetivo final de esa jornada: queríamos cambiarlo todo, comenzar de nuevo.


Ahora, 5 años después de la Revuelta Forajida, vemos como el 20 de abril encendió la llama de una serie de aspiraciones y luchas sociales que estuvieron relegadas de la política nacional por décadas, y se requirió de una nueva Constitución para concertar un pacto social incluyente y con perspectivas de futuro y bienestar social. La necesidad de una Revolución Ciudadana se evidenció con la Rebelión de los Forajidos y el desafío de hoy consiste en no olvidar sus orígenes, recordar que surgió de la rebeldía e indignación de la sociedad. Estamos asistiendo a un mes de abril que nos pide recuperar la memoria, sobre todo ahora, cuando el Fiscal General de la Nación impone su prepotente poder sobre la función legislativa para que no fiscalice sus abusos y negligencias. Lo que está pasando en el país es inaceptable, vemos como el Presidente de la República impone su criterio declarando la inocencia del Fiscal y solicita la renuncia de la inmunidad a los legisladores interpelantes, a pesar de que la inmunidad parlamentaria es una atribución irrenunciable del legislador en cualquier parte del mundo. ¿Acaso el Presidente es juez para revisar y validar las pruebas? ¿Es admisible que la Asamblea agache la cabeza ante los gritos y amenazas de Washington Pesantez, máximo representante de la degeneración de la justicia ecuatoriana?


Los miembros de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional no son legisladores consecuentes, mucho menos forajidos, son las crónicas de un fracaso anunciado. El fracaso de la Función legislativa y su tarea fiscalizadora, el fracaso de la decencia y la ética de esta revolución, el fracaso del país y su institucionalidad. El Fiscal Pesantez es el autor de un sistema de administración mafioso de la Fiscalía, el mismo que está encubierto por los recintos y remodelaciones que dice haber emprendido. La motivación de su juicio político no es el atropello a la Señora Emme, a pesar de que su abusiva interferencia en ese proceso le hace merecedor de una denuncia penal por obstrucción a la justicia y nos revela a los ciudadanos la real cara de un funcionario que no tiene reparos en acusar a la víctima de un accidente en el que esta implicada su esposa, de haber estado en estado etílico a horas de la mañana mientras iba a retirar a su hija de pocos años de la guardería. Eso entre una cantidad distorsiones de las pruebas. El atropello no fue solo a la Señora Emme y su buen nombre, sino a todos los ciudadanos decentes, a la institucionalidad del Estado y al sistema judicial, y tiene que ver con su enturbiada gestión en la Fiscalía, no solo en el accidente. La falta de decencia descalifica a cualquier persona natural, peor aún a un funcionario público y es inaudita en un Fiscal General. ¿Qué pasó con el recuerdo del abril del 2005, su rebeldía y su capacidad de indignación frente a lo inmoral? ¿Dónde están los forajidos que deberían estar combatiendo al Fiscal Pesantez y defendiendo la dignidad del país? ¿Cuál es la ética de la Revolución Ciudadana que tolera los abusos de quién denigra la justicia?


C.I.: 1717990137

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