28 abr 2008

EL ROCK Y LOS PREJUICIOS

Por Miguel Molina Díaz



























Era el sábado 19 de abril y la capital de la república
se veía sumergida en la intensidad de una noche llena
de espectáculos. El jueves anterior a esa fecha el
grupo Maná se había presentado en el Estadio Olímpico
Atahualpa, en su tour "Amar es Compartir" y nadie
advertía que las salidas de emergencia se encontraban
cerradas. Fue la noche de aquel sábado cuando los
Doors dieron su concierto en Quito que, paralelamente,
una discoteca ubicada en el sur de la ciudad capital
ardía en llamas provocando la muerte de 18 jóvenes.
¿Pero por qué quiero realizar una reflexión nacional
sobre este triste acontecimiento quiteño? Pues porque
me preocupan las diversas reacciones que este hecho ha
desencadenado y, lejos de pretender buscar culpables -
que es a lo que se han dedicado todos los sectores de
la sociedad - quisiera desentrañar el mensaje que esto
nos debe dejar. He leído durante toda la semana las
Cartas al Director en varios periódicos del país, así
como las opiniones aisladas de gente común y en ambos
casos me encontré con concepciones repletas de
prejuicios y estigmatizaciones del movimiento rockero.
Los relacionan con cultos satánicos, familias
supuestamente disfuncionales y adoradores de la
muerte, tal vez porque el nombre del evento era
Ultratumba. Supongo que estas condenas son producto de
la ignorancia y del desconocimiento, ya que nuestra
sociedad es capaz de aceptar como normal la masacre a
un toro en las ferias taurinas, pero rechaza la
expresión artística de géneros musicales irreverentes,
que miran la vida desde una percepción más profunda y
que cuya cultura surge de una coyuntura histórica y
revolucionaria. Me acuerdo de Bob Dylan y John Lennon
entre muchos otros y me pregunto si los conservadores
de su época también los juzgaban por sus vestimentas y
atuendos. Quisiera saber si la estigmatización hubiera
sido la misma si el concierto hubiera sido de salsa,
bachata, cumbia, ballenato o reggaetón. Es urgente
entender que los jóvenes tienen derecho a disfrutar de
su música y las autoridades deben garantizar la
seguridad para desarrollar estos eventos en los
espacios públicos, porque los accidentes pueden
repetirse y ocurrir incluso en un concierto de música
sacra. Dejemos, entonces, de condenar las expresiones
musicales porque podemos caer en la ridiculez de
juzgar a nuestro más famoso cantautor, Julio
Jaramillo, que decía: "el día en que me faltes, me
arrancaré la vida". Por eso mi abrazo más profundo a
los familiares de las victimas. Termino con una frase
de la escritora española Rosa Montero que debemos
repetir hasta el cansancio: "Y es que nuestros
prejuicios nos encierran, nos achican la cabeza, nos
idiotizan; y cuando estos prejuicios coinciden, como
suele suceder, con la convención mayoritaria, nos
convierten en cómplices del abuso y la injusticia."

"Semanario la Verdad de Machala"

15 abr 2008

FRUTOS DE LA CONSTITUYENTE



Miguel Molina Díaz

En primer lugar, quisiera agradecer al Semanario La Verdad de la ciudad de Machala por permitirme colaborar con un editorial semanal que, espero, sea un instrumento para las grandes reflexiones sociales, aquellas que tanta falta nos hacen. Estuve preguntándome cuál podría ser el tema de este artículo y, después de buscar, me di cuenta de que lo urgente y circunstancial es enfatizar el momento que vive el país. Por fin, la Asamblea Constituyente está demostrándonos el fruto de su trabajo. Ya se aprobaron los primeros articulados de la Carta Magna. Los 5 primeros se refieren a la soberanía, tema de imperante importancia. De hecho, es el Art. 5 el que define al Ecuador como territorio de Paz donde no se permiten bases militares extranjeras. ¡Ya era hora de que nosotros mismos nos reconozcamos como país soberano! También se aprobó un capítulo sobre los Derechos Fundamentales y allí se resalta el Principio de Igualdad en la Diversidad y No Discriminación que, además de ser radicalmente requerido en nuestros días, reivindica las luchas de las minorías hasta hace poco excluidas, como la de la Comunidad GLBTT. Además, se aprobó también la Ley Orgánica para la Recuperación del Uso de los Recursos Petroleros cuyos dos objetivos principales, según la asambleísta Maria Paula Romo, son: a) Eliminar un problema de rigidez fiscal que ha sido un limitante para la eficiencia del Estado y para el manejo transparente de sus ingresos. b) Establecer un nuevo procedimiento que produzca mayor y mejor control sobre el endeudamiento público. Esta ley resulta oportuna y, sobretodo, necesaria para poder trasparentar y optimizar el manejo presupuestario, definir que el destino de los recursos petroleros sea la inversión y recuperar el manejo de nuestra política económica, ¡lo cual era indispensable! A veces pareciera que a los casi 5 meses de Asamblea nos hemos olvidado del
Congreso de las componendas, donde nunca se hubiera aprobado una Ley como la mencionada. Con el objetivo de recuperar esa memoria perdida en algún momento de los 5 lustros vividos de cuasi-democracia, acepté el desafío de escribir en este prestigioso semanario y es eso a lo que dedicaré mi esfuerzo mientras mantenga este espacio que, anticipo, será de profunda reflexión.

*Semanario La Verdad de Machala

14 abr 2008

Velasco Ibarra sobre el Nombre de Dios en la Constitución



A Propósito del debate sobre invocar la protección de Dios en la Constitución de Montecristi encontré un artículo de Velasco Ibarra que si no fuera por la fecha de publicación parecería que está redactado para nuestros días, como que el tiempo se hubiera quedado quieto en algún momento de la historia del país. Con esto podemos ver como se discutía en la Asamblea Constituyente de 1928, y como hemos sido incapaces de superar ese debate.

Miguel Molina Díaz


Por: José María Velasco Ibarra

¿El nombre de Dios o el espíritu de Dios?

Limite la Asamblea de 1.928 el poder de los gobernantes; otórgueles el poder indispensable para servir y no más; organice la responsabilidad de los administradores, y habrá infundido a su obra el espíritu de Dios.

Se ha discutido detenidamente para saber si convenía encabezar la nueva Constitución que expedirá la Asamblea de 1.928, invocando el nombre de Dios. No valía la pena enardecerse por este asunto. Desde que el Estado se compone de ciudadanos y no de fieles o de creyentes, basta que haya una ínfima minoría de ciudadanos sin religión, para que el Estado deba ser neutral, completamente neutral, lealmente neutral. Una constitución no es un pacto de sociedad, pero sí es uno como pacto de tranquila y jurídica convivencia política. En una constitución se ha de hacer constar el mínimum de exigencias para una convivencia política humana, racional, tranquila. Respecto a religión: hay que dejar a las religiones honradas en paz, al amparo del derecho común. No hacen falta declaraciones de fe. La fe sólo merece respeto en cuanto es expresión sincera del anhelo individual. En asuntos de fe, la imposición de una mayoría no vale, es injusta, es inútil.

Lo que se debería procurar es que en la décima tercera Constitución del Ecuador, reine el espíritu de Dios, y, sobre todo, que en los hábitos políticos y constitucionales domine e impere el espíritu de Dios. La raza española, heroica, progresista, generosa, entre otros graves defectos, tuvo y tiene éste: gusta mucho de la ceremonia, del ritualismo, de la declaración verbal; se descuida, mientras tanto, de la adaptación de la vida a la norma religiosa. Exagerados en el ritualismo, los conquistadores españoles no vacilaban un instante ante la matanza y la dominación y la injusticia. Contrasta con la raza española la anglo-sajona. El anglo- sajón es menos ritualista, pero es más práctico en su vida religiosa.

El espíritu de Dios, que debe penetrar en la nueva Constitución del Ecuador, es un espíritu de igualdad. Los hombres son iguales todos ante el deber, ante la obligación de servir. Nada más injusto que un hombre o algunos hombres se eleven sobre el resto de sus semejantes reclamando imperio, prerrogativas, la facultad de disponer de personas y de cosas, anhelosos de dominación, de majestad, de orgullo. Limite la Asamblea de 1.928 el poder de los gobernantes; otórgueles el poder indispensable para servir y no más; organice la responsabilidad de los administradores, y habrá infundido a su obra el espíritu de Dios. "Los príncipes de los paganos les dominan e imperan sobre ellos: entre vosotros no sea así; el que sea mayor sirva a los demás". Hé aquí el espíritu de Dios; hé aquí lo que interesa. El poder ejecutivo es un servicio, un deber de servir, no es un título para distinciones, privilegios, facultades injustas.

El espíritu de Dios es un espíritu de justicia y libertad, porque es espíritu de amor. Cuando se ama y se respeta al hombre, no se le oprime, no se le fastidia, no se le desconocen sus tendencias naturales, sus afanes legítimos, sus iniciativas, sus facultades de espontaneidad, de invención. La Asamblea de 1.928 garantice debidamente los derechos del hombre. No se contente con repetir su declaración; estudie la forma de hacerlos eficaces en la vida, y habrá infundido en su obra espíritu divino. Un hombre no tiene por qué inclinarse ante otro hombre. El hombre sólo es subordinado del Creador y sólo debe sometimiento a las instituciones necesarias para cumplir el deber. La arbitrariedad, el esplendor, la suficiencia, la soberbia de Richelieu, de Luis XIV, de Bismark, de Guillermo II y de los tiranuelos de todo el mundo, son las enfermedades, las anomalías del Estado, que, de tiempo en tiempo, se encarga de eliminarlas el bisturí democrático. Sigo fiel al ideal democrático: libertad, igualdad y fraternidad.

En el proyecto de nueva Constitución -tan lleno de inconvenientes, de errores, sin alma propia, síntesis de imitaciones y recuerdos librescos- se reserva a la Corte Suprema la facultad de decidir acerca de la inconstitucionalida d de las leyes y se le confiere el poder de anular los decretos y reglamentos inconstitucionales o ilegales. Hé aquí una muy buena cosa, siempre que la Asamblea determine el procedimiento para la efectividad de estas instituciones magníficas. Si sólo se declara el principio, nada se ha hecho y continuará la dictadura congresil -y lo que es peor- la dictadura del Ejecutivo y de los Reglamentos del Ejecutivo. La Constitución de 1.907, de tan liberal espíritu, creó la injusticia de la ley y la injusticia del Reglamento.

So pretexto del bien público, de sanidad, de innovaciones, el derecho individual podía ser atropellado, era atropellado por el Ejecutivo. Establezca la Asamblea de 1.928 la inviolabilidad del derecho individual y su armonía con lo que impone la solidaridad, la interdependencia humana y habrá realizado obra digna de aplauso y agradecimiento.

Pero, no sólo se ha de defender al individuo contra el Estado legislador y reglamentador. No sólo se ha de poner al Poder Judicial -poder social y no político- entre los individuos y la tiranía, sino que además se ha de defender al ciudadano, al individuo contra el horrible poder administrativo, horrible cuando no existe la responsabilidad de los funcionarios, debidamente establecida. Más que de los poderes políticos, el ciudadano sufre de los tesoreros, colectores, recaudadores, agentes de orden y seguridad, empleados de toda especie, grado y condición. En Francia toda medida administrativa tomada por un funcionario incompetente, o tomada en contra de la ley, o sin formalidades legales, o aun en contra del objeto de la ley, puede ser atacada por exceso de poder ante el Consejo de Estado. En el Ecuador tuvimos el recurso administrativo ante el Consejo de Estado contra cualquier resolución o acto administrativo que lesionara derechos particulares. El Consejo de Estado desde 1.922 estableció una muy sesuda jurisprudencia al respecto. Organice la Asamblea este recurso, dé las normas del procedimiento adecuado; establezca la responsabilidad personal de los empleados cuando se trate de falta personal de ellos; cree los contrapesos necesarios para evitar los impulsos de la injusticia, del mando, de la dominación; procure que las leyes sean obra de meditación, de reposo, de sabiduría; preocúpese con el problema de la educación, con elevar la mentalidad de las gentes, su racionalidad, su productividad moral, intelectual y económica, y realizará obra laudable, obra digna de ser el contraste de un período de imposición y dictadura.

La democracia es el único gobierno verdaderamente digno de hombres, verdaderamente fuerte y duradero, porque en todos se apoya y con todos cuenta; verdaderamente sabio, porque estimula el saber de todos y tiene en cuenta el parecer de quienes pueden darlo. Pero, ¿qué democracia cabe si las gentes son ignorantes, desleales, indiferentes a la verdad, hostiles a la verdad, incapaces de organizar, de emprender, de asociarse, de amar, de sacrificarse? No pensemos en preconizar las dictaduras mientras las gentes sean ignorantes, desleales y malas. El remedio en este momento de la historia es peor que el mal. Pero sí pensemos en educar y en dejar que las gentes se eduquen. Recuerde la Asamblea que la escuela primaria es base de nacionalidad y columna de la Patria. El maestro de escuela es el formador de las almas que amarán el derecho, que descubrirán la verdad, que favorecerán al débil, que lucharán contra la pobreza, la enfermedad y la naturaleza indolente.

Sin ánimo de contradecir las opiniones emitidas en distinto sentido, creo que si la Asamblea organiza un verdadero Estado de derecho, sometido a las normas de derecho y de justicia, y si fomenta eficientemente la educación popular, formulando iniciativas que el Gobierno debe obedecer, habrá realizado la labor impuesta por la relatividad del medio y del momento y habrá hecho bastante. Después se hará todo lo demás.

** Artículo publicado el 15 de diciembre de 1928, bajo el seudónimo de "Labriolle", en su columna del Diario "El Comercio" de Quito.

6 abr 2008

LA ASAMBLEA DE MONTECRISTI SI TRABAJA!!!


Miguel Molina Díaz

A los 4 meses desde que se instalo la Asamblea Constituyente se cuestiona su gestión argumentando que no se encuentra trabajando. Esa es la versión reducida de políticos que perdieron las elecciones para asambleístas y de medios de comunicación sensacionalistas que privilegian los escándalos frente al trabajo serio. La manera que encontré para informarme de manera veraz sobre la forma en que se está decidiendo el futuro del país, fue asistiendo en persona a Ciudad Alfaro y ver con mis propios ojos el trabajo constituyente. Para sorpresa de muchos – incluso para la mía – descubrí una realidad lejana a lo que nosotros conocemos desde nuestros hogares. En primer lugar me encontré con asambleístas que lejos de sufrir delirios de grandeza, explotan al máximo su capacidad de trabajo. Tuve la oportunidad de pasearme por las Mesas Constituyentes, donde nuevamente encontré a los asambleístas tratando y analizando proyectos y propuestas que conformaran a su tiempo la nueva constitución. Comprobé que no hay un texto pre-fabricado para aprobarse en paquete. Estuve con el presidente Acosta y corroboré que es digno del prestigio que se le atribuye, por lo que me sentí orgulloso y bien representado en un estadista de su calidad y responsabilidad. Pero no solo fui testigo de una constituyente trabajando, sino también de que es posible – incluso siendo adolescente como yo – contribuir con ideas y sugerencias al trabajo de nuestros asambleístas. Entonces comprendí lo equivocadas que están aquellas voces llenas de pesimismo que en lugar de aportar con alternativas, critican y desprestigian a la asamblea. En Ciudad Alfaro se recibe a diario delegaciones de toda índole y de todo el país con propuestas y pedidos. Esto como prueba de que los ecuatorianos no han perdido la fe en el proceso de cambio. Incluso pase por un momento lleno de emoción cuando conocí al trabajador discapacitado de la Asamblea, un joven con Síndrome de Down que con su cariño y esfuerzo de todos los días alienta y contribuye con el trabajo de la constituyente. Debo advertir que por desgracia también conocí a los malos elementos de la Asamblea que valiéndose de ser minorías distorsionan y confunden a la opinión publica. Son aquellos que solo asisten a los plenos para salir en cámaras; los que mienten desmesuradamente que son agentes de inteligencia militar y sus acólitos de bancada que toleran el delito. Lo son también los que representar los intereses de bases extranjeras y en secreto fraguan el NO en el referéndum. Estoy hablando de los que mucho acusan y poco aportan, los teatreros que se retiran de las sesiones para deslegitimar la democracia en grotescas ruedas de prensa. Me refiero a los que defienden las viejas practicas de la política de tronchas y que son los mismos que nunca le apostaron al cambio a través de una Asamblea. Solo me resta decir gracias a los asambleístas de PAIS que están dando todo su ser a la causa común y me abrieron las puertas de Ciudad Alfaro.


http://asambleaconstituyente.gov.ec/boletines/la-asamblea-de-montecristi.do

5 abr 2008

DIOS EN EL PREAMBULO














Después de haber recorrido Ciudad Alfaro y de respirar el aire que oxigenó a los Montoneros de la Revolución Liberal hace más de un siglo, entiendo lo paradójico que resultaría no respetar los principios del laicismo en la Constitución de Montecristi. En los últimos días hemos entrado a discutir la disyuntiva de invocar la protección de dios o no hacerlo en el preámbulo de la nueva constitución. Frente a esta discusión muchos nos resguardamos en el concepto de Estado Laico y otros por el contrario afirman que el 90% de los ecuatorianos son de creencias cristianas. Por supuesto que la laicidad del Estado no depende únicamente del preámbulo, sino de cada uno de los articulados que conformen la carta magna. Sin embargo es importante analizar el tema sin los dogmas de los conservadores religiosos o de la Conferencia Episcopal. Si bien es cierto que la gran mayoría de los ecuatorianos son devotos a Dios, también existe una minoría atea. ¿Acaso la constitución, que es la ley de leyes, no es también para ellos? Por otro lado existen minorías que siendo religiosas no creen en el Dios Cristiano, porque profesan otras religiones, a las que debemos sumar las de grupos aborígenes que veneran varios dioses paganos. Entonces hablemos de neutralidad, un estado que no se inclina a favor de ninguna creencia religiosa y que respeta la libertad de culto de todos los ciudadanos. Además es el pueblo ecuatoriano el que como soberano proclamará el pacto social en la futura ley suprema, no Dios como se creía en los tiempos de Moisés. Me asusta pensar que nuestro nivel de debate haya caído tan bajo para que personas y sectores conservadores amenacen con NO aprobar la nueva constitución si no se incluye la mención a la divinidad. El verdadero debate constitucional se debe centrar en temas de mayor valor como derechos fundamentales, descentralización, organización del estado u organismos de control, más no en lo que diga en el preámbulo. (que no es normativo) Y juzgando todo el contenido debemos decidir nuestro apoyo al texto constitucional, porque incluso la Iglesia en el Concilio Vaticano II acepta su separación con el Estado.

Miguel Molina Díaz
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SOBERANÍA DEL CUERPO



















Ahora se habla de "Soberanía del Cuerpo." ¿Qué alcance tiene este término en nuestros días? ¿Acaso podemos hablar libremente sobre este tema sin reinventar escenarios sangrientos en clínicas clandestinas? Yo creo que sí, y que es urgente que lo hagamos. Como hombre, pienso que se nos ha reafirmado lo que ya sabíamos: que somos dueños de nuestro cuerpo y de nuestras vidas. Pero en la realidad de las mujeres encontramos un polémico debate que se centra en el aborto. ¡Como que en eso consistiera todo el debate de la soberanía del cuerpo! Sé de una mujer que sufría de cáncer y que decidió evitar su tratamiento de quimioterapia para no afectar el desarrollo del embrión que estaba gestando, lo cual constituye una actitud heroica sin precedentes. Pero, ¿debe el Estado obligar a todas las mujeres a convertirse en heroínas? En Latinoamérica, cada año se practican 4 millones de abortos. De éstos, el 20% de las mujeres debe ser hospitalizado por complicaciones causadas por los procedimientos clandestinos. No sé si podríamos llamar vida a la situación de aquellos niños no deseados que sufren el rechazo de sus madres quienes, por problemas inminentemente sociales, se quedan embarazadas y les toca asumir una maternidad prematura. No soy partidario de una cultura de muerte, pero hoy sabemos de delincuentes que alguna vez fueron hijos no deseados o hijos de madres adolescentes que fueron víctimas de un violador. Si hablamos de estado laico -lo cual es indispensable si el futuro se está decidiendo en la tierra de Don Eloy- debemos ser conscientes de que cada ser humano tiene la potestad de decidir sobre su destino y el Estado no puede regular el cuerpo y la sexualidad de las mujeres. De otro modo, no estaríamos reconociendo la capacidad ética que ellas tienen para tomar decisiones que repercutirán en sus vidas. Entendamos que la soberanía del cuerpo es un reto social y que debemos asumirlo para hablar de libertad, lo cual implica:¡Responsabilidad en nuestras vidas!

Miguel Molina Díaz
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